Cabe la posibilidad de que tengas una casa en el pueblo donde te criaste y la visites los fines de semana o en vacaciones. También es posible que huyas de la ciudad por el coste de la vida en ella, tu teletrabajo te lo permite o porque el ritmo te ha sobrepasado. O sencillamente ya vives en el pueblo y quieres darle un nuevo aire a tu hogar. Para cualquiera de las tres alternativas, te presento a continuación algunas ideas que pueden ser muy útiles y que arrojarán unos resultados excelentes siempre que los apliques con y a tu gusto.
Plantear la reforma de la casa del pueblo
En primer lugar, hay que hacer un análisis del estado general de la casa y contrastarlas con las ideas que tienes en mente, así como con tu presupuesto. Es importante tomar en cuenta que si te vas a embarcar en una reforma integral, tocando electricidad y fontanería, techos o instalaciones, debes contar con un profesional que te asesore para evitar sorpresas desagradables. Así, por ejemplo, analiza el ancho de los muros y cómo les puedes dar mejor uso. Ciertamente, en las zonas que son muy calurosas, contar con muros anchos permite que la casa mantenga mejor temperatura. No obstante, ahí debes analizar si deseas tener espacios algo más abiertos eliminando muros o si deseas aprovechar el ancho para darle espacio a una estantería por ejemplo o algún otro elemento decorativo integrado en el propio muro.
Este tipo de casas suele tener muchas divisiones, pero ahora que disfrutamos más de los espacios más abiertos, si los muros y las instalaciones te lo permiten, puedes eliminar tabiques para darle más amplitud a los espacios. Si necesitas separar las estancias, siempre puedes optar por separarlas con combinaciones de hierro y vidrio, que encajarán perfectamente con el estilo decorativo.
Elementos decorativos propios de la casa del pueblo
Por otro lado, las casas de pueblo suelen contar con vigas vistas y se les puede sacar muchísimo partido decorativamente hablando. Siempre es buena idea darles un toque de color a estas vigas, incluso combinándolo con el color de las ventanas y contraventanas. Imagina que le das un tono de azul claro a ambos elementos. Esto, combinado con el blanco propio de las paredes de este tipo de vivienda, dará un aspecto muy mediterráneo a la estancia.
Si tienes la inmensa fortuna de tener suelos hidráulicos originales, consérvalos en la medida de lo posible. Son una joya y, aunque hoy en día se puede conseguir cualquier diseño, no hay nada como un suelo original para darle personalidad a tu casa. Si has de renovar el suelo sí o sí, hay infinidad de opciones que pueden quedar muy bien, aunque es mejor apostar por aquellos diseños que no tienen demasiada carga de color o dibujo para que la sensación visual sea ligera.
Pasamos a la cocina. Aquí, dependiendo de si vas a vivir permanentemente o si sólo pasarás periodos vacacionales, puedes barajar distintas opciones. Sin duda, hacer armarios de obra combinado con cortinas o puertas de madera, es una excelente opción que da un aspecto más relajado y rústico. Le puedes dar toques decorativos distintivos, como un fregadero de piedra natural o cerámico de tipo pila.
Siempre es buena idea reutilizar elementos de la propia casa y que tenías previsto desechar: una puerta vieja, con un poco de tratamiento, se puede convertir en un fabuloso cabecero. Si tienes muebles muy antiguos y están en buen estado, puedes darle un nuevo toque para prolongar su vida útil.
Slow living y la vida pausada
Sea cual sea la razón por la que deseas darle un aire nuevo a esa casa de pueblo, es probable que tu ritmo de vida aquí sea más pausado. Están muy de actualidad todos los movimientos “slow”, incluyendo el de “slow living”, ¿y esto qué quiere decir? Pues entre otras cosas, quiere decir que ya nos hemos olvidado de cómo vivir tranquila y pausadamente. De cómo detenernos a realizar nuestros quehaceres y disfrutar de ellos o de cómo compartir los tiempos con los seres queridos sin mirar el reloj. Hemos de volver a aprender esto que, bien se nos había olvidado o bien no hemos tenido la oportunidad de aprender nunca. Habrá a quien incluso le divierta que exista un término así. Lo cierto es que el ajetreo diario propio de las ciudades y el ritmo de vida que tanto nos esclaviza no nos permite apreciar los pequeños momentos.
Parece ahora más necesario que nunca regresar al pueblo, a la vida pausada, donde se le da importancia a lo que lo merece y se le resta a las nimiedades que en ocasiones tanto nos preocupan. Si hacemos esto en una casa actualizada que nos satisface funcional y visualmente, habremos aplicado bien este nuevo concepto y quizás, quién sabe, hayamos logrado vivir mejor.
Autora:
Gema Armenta
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