Y volvemos después de nuestro fascinante viaje a tierras malgaches, para quedarnos justo entre dos continentes, y así seguir disfrutando de conocer nuevos lugares, arquitecturas, formas de vida y culturas. Entre el continente europeo y Asia encontramos uno de los lugares más bonitos, con más simbología y en pleno auge turístico, Turquía, donde vamos a descubrir la vivienda otomana.
Turquía se extiende por toda la península de Anatolia y Tracia en la zona de los Balcanes, tiene una rica cultura, y vestigios del gran Imperio Otomano, tan importante y amplio que podemos encontrar su influencia, en países como Bulgaria, Rumania, Bosnia…El Imperio Otomano, también conocido como Imperio turco otomano, fue un estado multiétnico y multiconfesional gobernado por la dinastía osmanlí. Desde la caída del Imperio Bizantino a finales del siglo XIII y alcanzando su máximo esplendor durante los siglos XVI y XVII, el cual se extendía por tres continentes, Asia, Europa y África.
Gracias a toda esta confluencia de culturas que gobernaban ha dado pie a ser una región donde podemos disfrutar de su rica arquitectura, no solo en sus impresionantes templos, iglesias y monumentos, sino también en las viviendas de sus habitantes y lo espectacular de su enclave geográfico.
Estos habitantes que por encima de todo veneran su ciudad, sus impresionantes vistas y el mar Bósforo.
La vivienda otomana
La vivienda otomana es principalmente una construcción en madera, y es en cierta manera la casa rural procedente de los bosques. A principio del siglo XVII, la ciudad sufrió un aumento demográfico considerable. Muchos de estos nuevos habitantes procedían de las zonas rurales, lugares donde la vivienda estaba en plena unión con la naturaleza. Fueron ellos quienes más influenciaron bastante en lo que posteriormente será la casa otomana.
Estambul es una ciudad que se encuentra en el umbral de dos continentes, con el estrecho del Bósforo que fluye en su centro separando Turquía en una parte europea y otra asiática. Esto es lo que hace realmente especial esta ciudad, ya que en ella se da la mezcla de la cultura tanto occidental como oriental.
El verdadero desarrollo del Bósforo empezó en el siglo XVIII con el próspero período conocido como “Era de los Tulipanes”. Fue entonces cuando los miembros de la élite dirigente construyeron palacios de madera siguiendo la tradición turca propia de Estambul.
Viviendas turcas: el Konak, la Yali y el Kochk.
El Konak es la forma más antigua de vivienda. Era una vivienda urbana unifamiliar rodeada de un jardín, era la más abundante y la que conformaba la estructura principal de la ciudad. En ella era donde residía el grueso de los habitantes de la ciudad, y hoy en día es el hogar de la clase media turca.
La Yali y el Kochk son tipos más especiales de viviendas y de habitantes de una clase social más alta.
El Yali es una creación propia de Estambul, se trata de residencias de verano que estaban situadas a orillas del Bósforo. La palabra Yali proviene del griego “yialos” que significa “orilla de mar”. En principio surgieron como palacios que solo poseían los sultanes y personas adineradas, aunque con el tiempo se fueron construyendo otros más modestos. En los Yalis es donde mejor se ve reflejado el espíritu de la ciudad y de sus habitantes.
Dentro de la construcción otomana, la vivienda se diferencia radicalmente de cualquier otro tipo de edificación. En la ciudad se notaba el contraste entre lo que eran las construcciones efímeras de los hombres y las creaciones “eternas” dedicadas a Alá.
La disposición de los volúmenes es simétrica y pocas ocasiones superan las dos plantas de altura. Desde el exterior se caracteriza por su techumbre cubierta de tejas rojas, que sobresalen bastante de la fachada. En ella no figuran elementos como bóvedas o puertas monumentales. Su aspecto está definido por líneas rectas y principalmente horizontales. Se trata de un tipo de vivienda bastante austera.
Solo hay dos factores que determinan la disposición de la casa turca, el clima-paisaje y la ley islámica. Esta última dicta una estricta separación entre las habitaciones de las mujeres y de los hombres. Cada región construye tipos propios de casa, que difieren tanto por sus plantas como por sus técnicas de construcción. Sin embargo, la separación de las entradas, escaleras y habitaciones destinadas a hombres y a mujeres se respeta rigurosamente en todas las partes del país. Incluso en las casas donde solo hay dos habitaciones, también se da esta separación.
La vivienda turca se caracteriza por la completa uniformidad de las habitaciones. Es muy habitual en Europa, amueblar las habitaciones según su uso. Pero en Turquía las habitaciones de la casa primitiva no se disponen para los diferentes usos, ya que éstos son desconocidos, por tanto una habitación destinada para un hombre no se diferenciaría en nada de la destinada a la mujer. Esto responde a que cada estancia tiene múltiples utilidades, un salón, en ciertos momentos del día pueden ser el comedor o incluso el dormitorio.
Las casas se distribuyen en planta baja, dedicada al servicio, donde se encuentran la cocina, aseos y habitaciones del servicio.
La planta alta, la zona donde hace toda la vida. Ésta debe de estar separada de la inferior. Se suele acceder directamente por una escalera exterior desde la calle o el jardín. En lo referente a la planta superior, acoge la zona de estar y los dormitorios debidamente separados. Las habitaciones no se comunican entre sí. Las puertas son bajas y estrechas de un solo batiente, y están dispuestas de manera que aún estando abiertas, tapen el interior de la habitación.
La zona de estar, se convierte en una zona en la que la familia se relaja y puede contemplar su ciudad sin apenas imposiciones. El único mueble que siempre forma parte del ajuar de las estancias turcas es el sedir, que es una especie de banco bajo y ancho, bastante incomodo por lo general sobre los que colocan alfombras y almohadones blandos.
Las ventanas se componen de dos partes, una inferior que es corredera y una superior que es fija. A esto se le suma que los batientes están provistos de celosías para impedir que las mujeres sean vistas desde el exterior.
El Kochk es un palacio de invierno, se encuentra aislado en los parques de las residencias señoriales o a lo largo de los paseos. Aunque forme parte de la arquitectura del palacio, se asemejan a pequeños pabellones. Tienen una planta y están compuestos de una a tres piezas. Son uno de los elementos constitutivos de las residencias de los sultanes turcos. Encontramos estas construcciones en las zonas de bosque, y la madera es sustituida por la piedra como material de construcción.
Y hasta aquí nuestro recorrido por una pequeña parte de la construcción turca, ya que como hemos indicado al principio, es una cultura que ha heredado una gran tradición arquitectónica que nos sería imposible dejarlo por escrito en un solo artículo.
Como siempre animaros a que si visitáis la zona, no dejéis de ver, sus monumentos, templos, iglesias…Pero que no os olvidéis de acercaros a algunas de estas casas, seguro que os traéis un grato recuerdo y conocimiento de sus gentes.
Esperamos que os haya sido útil el post «Vivienda Otomana, Turquía. Casas del Mundo» que nos escribe nuestra colaboradora Ángela Gómez. Recuerda inscribirte en nuestra newsletter para estar informado de todas las novedades de Obra Nueva en Córdoba y noticias relacionadas con el mundo inmobiliario. Quiero inscribirme ahora
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