El sueño de estar dentro de un cuadro de Monet es posible en Giverny, un pequeño pueblo de Normandía a apenas una hora de París, una excursión imprescindible y uno de esos paraísos que a uno le parece imperdonable no haber visitado antes. Siempre es tarde para no haber estado en Giverny, tanto, que cuando uno se va, ya está pensando en regresar.
Giverny, El Jardín de Monet, es uno de esos pocos lugares que aún permanecen como parados en el tiempo y desprenden un halo mágico que atrapa inmediatamente a quien lo visita. Pasear por sus jardines de ensueño es como un estallido de alegría y de felicidad.
Situado entre Normandía, el pequeño y bucólico pueblo de Giverny está a pocos kilómetros de la ciudad de Vernon y se asienta sobre un valle por donde paseaban el pintor impresionista. El artista vivió en Giverny durante 40 años.
Hoy en día la casa y el jardín de Monet en Giverny reciben aproximadamente un millón de visitantes al año, deseosos de ver la casa y sobre todo los jardines que tantas veces pintó Claude Monet. Gracias a la Fundación Claude Monet que se encarga de mantener la casa y los jardines del célebre pintor, podemos disfrutar de ella casi tal cual que cuando el artista y su familia vivían allí.
Recorriendo la casa de Monet
Monet llegó a Giverny en 1883 y permaneció allí hasta su muerte en 1926. La vivienda señorial ClosNormande amueblada tal y como estaba cuando el pintor vivía, ofrece una oportunidad única para ver de primera mano cómo vivía Monet con su numerosa familia, sus dos hijos, y los seis hijos extra que aportó al matrimonio su segunda mujer, Alice Hoschedé.
En la planta baja encontramos la habitación azul, utilizada como sala de lectura y el estudio del pintor, que más tarde fue transformado en salón cuando Monet habilitó otro estudio en el exterior. Lo más bonito de la casa es sin duda el comedor pintado de amarillo, una sala luminosa y alegre donde Monet comía en familia e invitaba a comer a los numerosos amigos que acudían a visitarle. También la cocina, con sus azulejos y utensilios de cobre que permanece casi intacta. En la parte de arriba, están las habitaciones privadas desde las que se dispone de una magnífica vista sobre los jardines.
Encontramos por toda la casa cuadros de pintores amigos tan célebres como él, del propio Monet y una extensa colección de arte y grabados de los que Monet era un amante, un gran conocedor y un experto coleccionista.
El jardín diseñado por Monet
Pero si por algo es famoso Giverny es por ver los jardines que rodean la casa, una tremenda explosión de luz y de color que lucen en todo su esplendor sobre todo en primavera y verano. Lo que no mucha gente sabe es que fue el propio Monet el que creo, diseñó y cuidó de sus dos jardines hasta su muerte, ya que, durante toda su vida su otra pasión fue la jardinería. Además de crearlos, son el inconfundible escenario de muchos de sus cuadros, ya que el artista los pintó decenas de veces, en todas las estaciones y bajo luces distintas.
Monet creó alrededor de su casa dos jardines completamente diferentes. A la hora de diseñarlos se inspiró en catálogos, exposiciones de plantas y por supuesto en sus visitas frecuentes a jardines botánicos.
También contó con la ayuda de varios de sus amigos y de expertos como Georges Truffaut o Gustave Caillebotte y Octave Mirbeau, ambos expertos jardineros. Juntos crearon los jardines, el principal y el jardín acuático, que Monet pintaría luego en sus célebres cuadros.
Abandonados por completo tras la muerte del pintor, no fueron recuperados hasta 1977, y finalmente pudieron ser abiertos al público en 1980.
Y es que desde los meses de abril a octubre, los jardines de Giverny nos lleva a un paseo de miles de flores, rosas, peonías, lirios, lirios de agua, glicinias…. y plantas que dan un aire nuevo y distinto según sea la estación en la que nos encontremos. Es por eso que estar en estos campos que tantas veces pintó Monet es ver un poco como ver a través de los ojos del propio artista.
El «Jardín de Agua» de nenúfares
Si el jardín exterior que rodea la casa deja sin palabras, lo mejor llega sin duda con el Jardín de Agua. En aquellos tiempos, Monet disfrutaba paseando en barca a sus amigos por el pequeño río Epte, que pasaba cerca de la casa, hasta la confluencia con el Sena. Monet pidió a la Prefectura permiso para desviar el cauce del río y hacer pequeños lagos. El resultado son una serie de obras de arte, que Monet diseñó cuidadosamente, escogiendo cada especie de planta y de flor, sauces cayendo sobre el agua, ramas de bambú, los nenúfares flotando en el agua…nada fue casual y todo fue diseñado cuidadosamente por el artista. Uno de los puntos más célebres del jardín de agua es su puente verde cubierto por las glicinias, al estilo de los jardines japoneses, de los que Monet era un enamorado.
El jardín de Monet en Giverny, está diseñado al milímetro con zonas que parecen más «salvajes» donde las flores crecen a sus anchas y otras partes más «domesticadas» con parterres y arcadas.
Hoy se pueden visitar esas 15 hectáreas de jardines, divididas en dos partes conectadas por un túnel subterráneo. Por un lado el Jardín de Agua. Y, por el otro, el ClosNormand, con sus flores, sus árboles frutales y sus arcos metálicos. Este, situado más cerca de la casa, es el primero que creó Monet.
Esto solo es una pincelada de la obra de arte creado por el pintor impresionista, por eso os animamos a visitarla. Monet, su casa y su mayor obra al aire libre te esperan en Giverny.
Fotos: https://fondation-monet.com/
Esperamos que os haya sido útil la entrada «Giverny, El Jardín de Monet. Paseando por Jardines con Historia«. Recuerda inscribirte en nuestra newsletter para estar informado de todas las novedades de Obra Nueva en Córdoba y noticias relacionadas con el mundo inmobiliario. Quiero inscribirme ahora
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